viernes, 10 de mayo de 2013

La Libertad



"A que si el Hijo os hace libres, seréis verdaderamente libres." (Juan 8:36) Romanos 6:16-23
La libertad es un recurso que el Señor nos ha dado y que no le damos valor si no le tenemos respeto o temor. Si no tenemos temor de perder dicha libertad, entonces estaremos presos constantemente en nuestro ser.
Cuando uno visita la cárcel y allí ves tantas personas sujetas a un sistema estricto de reglas y seguridad, nos enseñan el valor de la libertad. En mi vida he tenido poca experiencia en cárceles; pero una de ellas que me marco fue visitar al hermano de mi esposa; después de el estar dos años presos injustamente, el juez lo descargo; pero ya los años habían pasado, la libertad de andar y caminar por lugares tranquilos, estar con sus hermanos, disfrutar del sol en la playa o viajar hacia lugares diferente se habían quedado en un cuarto bien pequeño, bien angosto, bien escondido en los pensamientos de sus meditaciones. Me acuerdo como él hablaba del valor de estar con la familia, del valor de pasar tiempo con sus hermanos, del valor de dejar las calles y regresar a la iglesia. Saber lo que significa estar preso, nos lleva a velar por la libertad con esmero y fortaleza.  
La libertad es otra promesa que Dios pone a nuestra disposición. A menudo, cuando estamos luchando con problemas de pecado en nuestras vidas, estamos confundidos, perdidos y cansados. Si Dios nos ha liberado del poder del pecado, ¿por qué muchos de nosotros sentimos que estamos siendo esclavos?
Cuando nos damos cuenta de la lucha en una área de nuestras vidas en el que continuamente estamos pecando, no quiere decir que la libertad es imposible. Simplemente revela un área en la que Satanás nos ha engañado, un área en la que no hemos luchado fervientemente, esto también revela una creencia de que el pecado reinará con éxito en nuestras vidas. Mientras permitimos que el engaño siga pasando, nuestras vidas parecen irremediablemente atraída por el pecado como el metal a un imán.
¿Acaso no saben ustedes que, cuando se entregan a alguien para obedecerlo, son esclavos de aquel a quien obedecen? Claro que lo son, ya sea del pecado que lleva a la muerte, o de la obediencia que lleva a la justicia. Pero gracias a Dios que, aunque antes eran esclavos del pecado, ya se han sometido de corazón a la enseñanza que les fue transmitida. En efecto, habiendo sido liberados del pecado, ahora son ustedes esclavos de la justicia. Hablo en términos humanos, por las limitaciones de su naturaleza humana. Antes ofrecían ustedes los miembros de su cuerpo para servir a la impureza, que lleva más y más a la maldad; ofrézcanlos ahora para servir a la justicia que lleva a la santidad. Cuando ustedes eran esclavos del pecado, estaban libres del dominio de la justicia. ¿Qué fruto cosechaban entonces? ¡Cosas que ahora los avergüenzan y que conducen a la muerte! Pero ahora que han sido liberados del pecado y se han puesto al servicio de Dios, cosechan la santidad que conduce a la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor. (Romanos 6:16-23)
Pablo nos enseña la espectacular manera de como funciona nuestra libertad. El problema de muchos de nosotros es que pensamos que somos libres, y te digo algo, no lo creo!!. Según estos versos nosotros siempre seremos esclavos, ya se de la justicia para Salvación o del pecado para la muerte. Entonces me preguntarías, ¿Por qué Cristo dijo que nos hará verdaderamente libres? Esto es en un sentido eterno, porque estar en Cristo es ser libre de la muerte, libre de estar eternamente en el infierno,  libre de un estilo de vida, libre del deseo egoísta de Satanás. No pensemos en la libertad tal como nos la han enseñando, pensemos en ella en pro de la servidumbre. "Pero ahora que hemos sido liberados del pecado, pongámonos al servicio de Dios, cosechando la santidad que conduce a la vida eterna" también Cristo dijo "porque mi yugo es fácil y mi carga ligera" (Mateo 11:30), un yugo porque sea fácil, no deja de ser yugo, y una carga por ser ligera no deja de ser carga. ¿Por qué entonces luchamos? porque no nos ponemos dispuesto a servir con todo nuestro ser a la justicia, porque pensamos que nuestra libertad condicional fue pagada por nuestro sacrificio, porque tenemos auto-compasión
 de nosotros, porque es mas fácil vivir para mis deleites que vivir para Dios. No tenemos libertad como nosotros pensamos que la tenemos, somos esclavos de aquel que nos amo. Somos siervos de Dios, libres pero siervos.
Si, se que suena paradójico, lo sé, pero créeme que es así.
¿Cuál ha sido tu experiencia personal con la libertad que Dios trae? ¿te siente libre? ¿O, al menos, te siente que estás haciendo progreso hacia una mayor libertad? ¿Puedes mirar tu vida y ver las zonas donde has luchado con el pecado y has obtenido victoria? ¿O sientes que estás pecando ahora más que nunca? ¿Acaso no sientes la verdadera libertad cuando sirves al Señor? Piensa por un instante, y recuerda como te sentiste cuando le servías a Dios en una obra equis, ¿acaso no sentías una tremenda paz?
La verdadera libertad se experimente en servir con nuestros miembros al Dios altísimo, la libertad viene de llenar nuestra mente con la palabra de Dios. ¿Quieres ser libre y verdaderamente libre? Entonces, se esclavo de la justicia, se esclavo de Cristo, para que experimentes la verdadera libertad.  

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