viernes, 3 de mayo de 2013

"La ansiedad, pecado o liberación"


 
Salmo 94:18-19
No bien decía: «Mis pies resbalan»,
    cuando ya tu amor, Señor, venía en mi ayuda.
 Cuando en mí la angustia iba en aumento,
    tu consuelo llenaba mi alma de alegría.
Isaías 35:3-4
Fortalezcan las manos débiles,
    afirmen las rodillas temblorosas;
 digan a los de corazón temeroso:
    «Sean fuertes, no tengan miedo.
Su Dios vendrá,
    vendrá con venganza;
con retribución divina
    vendrá a salvarlos.»

Tal vez usted se siente como si los planes y propósitos que Dios tiene para su vida no son congruentes con la vida que llevas, que haces algo y no le vez el sentido, que anhelas sentir la presencia de Dios y no la encuentras, entonces tu corazón se llena de ansiedad y no importa cuántas veces alguien cita a Jeremías 29:11 ("Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice el Señor," planes de bienestar y no de mal, para daros el fin que esperáis '"NIV)., !simplemente no se siente en paz en su corazón!
 Lo que mucha gente se olvida de decir es que en el versículo 29:10, el Señor dice que Israel irá a través de 70 años de exilio siendo esclavos en Babilonia. !Esto produce mucha ansiedad! Pero fue durante esta época del exilio que Dios le recordó constantemente a su gente que él era su Dios y que le buscaran con todo su corazón; de que el Señor iba a escuchar sus oraciones y librarlos del cautiverio.
La ansiedad nos llama a no permitir que nuestras vidas se queden atascadas en la rutina. Tal vez la ansiedad es un sentimiento paradójico que nos ofrece a nosotros un regalo que nos impulsa a buscar mas de él y crecer continuamente en el proceso. No hablo de una ansiedad pecaminosa impulsadas por nuestros impulso del corazón, no una ansiedad de encontrar respuestas por encima de nuestro creador;  hablo de una  ansiedad que es un acto de gracia, ya que nos anima a enfrentar nuestros temores, para que entonces podemos escoger seguir a Dios libremente en la que nos está llamando.
Hace un tiempo se me pidió que me mudara para un lugar muy diferente al que yo estaba acostumbrado, se me pidió que viviera con alguien a quien yo no soportaba, con alguien que no tenía una muy buena relación en el ministerio, y esto me produjo temor, ansiedad, frustración y un fuerte coraje por aquella petición tan difícil. Al leer "cuando en mí la angustia iba en aumento,  tu consuelo llenaba mi alma de alegría" produjo en mi una ansiedad de ver el resultado de aquella decisión. Sabemos que el obedecer es algo grandioso, pero también peligroso. Es interesante que tome la decisión de vivir en este acuerdo tan interesante con la esperanza de que el Señor consolaría mi corazón con alegría. Sé que durante ese primer año no fue nada fácil, pero hoy en día entiendo que fue la época de mayor crecimiento en mi vida, busque al Señor mas, busque y busque, ore y ore, fue como que el Señor no estaba pero si estaba, fue un desierto sin lluvias pero sin sol, fue como un sentimiento de que el Señor no estaba allí pero su gozo nunca me dejo. La ansiedad de vivir en esta situación me llevo a buscar más de su amor de depender de sus promesas.
Lo que quiero expresar en este mensaje es que si usted estas en una situación no muy cómoda en su vida, si estas en una prueba que crees que no podrás superar, si te sientes que tienes una gran preocupación, recuerda que es pecado no confiar en los planes de Dios, porque El tiene cuidado de nosotros. Claro en el momento no es fácil, pero como dice el Señor en el libro de Isaías: fortalezcan las manos débiles,  afirmen las rodillas temblorosas; digan a los de corazón temeroso: "Sean fuertes, no tengan miedo. Su Dios vendrá,  vendrá con venganza; con retribución divina vendrá a salvarnos". Esta promesa que nos hace el Señor de levantarnos es producida por la fuerte esperanza y la fuerte ansiedad de ver al Señor actuar. Echa todo tu cuidado en Dios, deja que él sea el ancla en tu vida, que El se convierta en el protagonista de tu historia. Haz un ejercicio de recordar cuál ha sido la ansiedad que le hizo acercarse más a su creador, recuerda para que apliques, recuerda como el Señor ha sido fiel contigo en los momentos que no comprendías. Recuerda que la angustia, el dolor, la ansiedad son herramientas en las manos de nuestro creador para hacernos más como El, no tratemos de comprender esto, es mas fácil si lo aceptamos; no con una actitud fatalista, sino mas bien con una actitud que producirá gozo y alegría. El testimonio de Job es una evidencia tangible de que el Señor nunca nos dará las respuesta, porque el busca que creamos en El, que confiemos en El aunque nuestro mundo se derrumbe a nuestro alrededor.

Señor, ayúdame a ver mi ansiedad como una oportunidad para el cambio y la dependencia de ti, y no dejarme paralizar del miedo, la duda y la insuficiencia.

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