Cada persona llamada quiere lograr la
integridad de vida y la salud de carácter, que marcan a un dirigente cristiano
que hace buena elecciones morales. Todo método que podamos utilizar para lograr
esta integridad es inadecuado, cualquier lista de reglas morales falla en
varios puntos, incluso si las reglas son de la Biblia, o de enseñanzas de
iglesias ortodoxas. De igual manera, los grandes principios éticos como el amor
y la justicia, aunque son valores importantes por sí mismo no dan dirección
completa. El escuchar solamente algunas voz interior es también inadecuado,
porque es demasiado subjetivo. Incluso el buscar el mal menor o el bien mayor
no resuelve todo los conflictos morales. No hay un solo método de ética que
cubra todas las esferas de la experiencia moral. Diferentes estilos de
razonamiento moral son apropiado para diversas cuestiones morales. En un libro
que escribió para ayudar a los profesionales Darrell Reeck llego a la
conclusión:
“La gente astuta, en
la práctica, usa una mezcla de tipo de ética en la situaciones cotidianas,
pueden operar con referencia a un juego de principios que quizás incluso
solamente son percibidos en forma algo confusa. Cuando se enfrentan a
decisiones únicas, no repelidas, pueden hacer operar cálculos de consecuencias.
Si realmente están contra la pared en una situación en la cual no pueden
comprometerse, pueden actuar de acuerdo a un principio sin importar las
consecuencias. Conforme a la gente madura en la toma de decisiones logra una
habilidad ingeniosa para dar respuestas éticas apropiadas sacándolas
selectivamente de su repertorio de su conocimiento de ética, así como la verdad”.
Todos
los diferentes métodos usados para tomar buenas daciones morales, tres son las
básicas: Carácter, conducta y visión moral. El carácter del ministro cristiano
es básico; ser precede al hacer. Desarrollar las virtudes correcta, es esencial
para el ministerio efectivo. La integridad ética no es genéticamente innata, al
momento del nacimiento, ni se infunden milagrosamente en el bautismo o la
ordenación. El profeta de Dios debe crecer en fe y moral, como todos los
creyentes. Aprender hacer elecciones morales es un proceso de toda la vida que
se llama discipulado cristiano. Charles
Swindoll añade: “cuando uno tiene integridad hay ausencia de hipocresía, él o
ella son personalmente confiable, responsable en las finanzas y limpios en lo
privado… inocentes de motivos impuros”. Es honestidad a todo costo… carácter
como de roca que no se agrieta cuando se encuentra solo o se desmorona cuando sube
la presión. Karen LeBacqz lo explica de
esta manera: “Se espera que el ministro incorpore confiabilidad en una forma
integrar tal, que incluso la más leve falla se convierta en una señal de falta
de integridad, esto no significan que no se le permitan faltas al ministro.
Significa que al ministro no le son permitidas faltas que tengan que ver con la
integridad.
En el sermón del monte Cristo (Marcos 2:27),
dio importancia a los motivos, haciendo ver que los buenos actos pueden ser
corrompidos por razones equivocadas. Jesús tuvo numerosos conflicto con los líderes
religiosos sobre la observancia de la leyes el sábado. El Señor del sábado
estaba preocupado de que no se perdiera en cosas irrelevantes el propósito del día de reposo, porque el
sábado fue hecho para el hombre y no el hombre para el sábado. Finalmente, y
quizás esta sea la más grande debilidad, el legalismo casi siempre estorba la
madurez moral y estimula el orgullo egoísta. El infante ético y el auto justo
son extranjeros indocumentados en el reino de Dios.
Sin gratitud no puede haber integridad; la
ingratitud falsifica la vida al comienzo. Pero la integridad necesita valor
cuando la honestidad corre el riego de dificultad. Y el valor necesita
discernimiento para que podamos ver lo que está pasando y saber cuando la
valentía nos llama a actuar y cuando nos llama a permanecer donde estamos. Pero
el discernimiento necesita autocontrol, porque cuando perdemos el juicio no podemos
ver lo que está pasando; y cuando no podemos ver lo que está pasando,
generalmente terminamos haciendo un embrollo de cosas.
Es por esto que las personas egoístas se
vuelven legalistas y las ingratas se vuelven hipócritas.
Como estamos estamos viviendo? ¿Acaso estamos crecido en los frutos del Espíritu? Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Si queremos hacer buenas decisiones Morales tenemos que tener muy pendiente los frutos del Espíritu, ellos son las metas del líder, servidor, pastor, evangelista, cantante, administrador, en fin... De cada persona como tu.
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