lunes, 14 de noviembre de 2011

Vivos para Dios, pero muerto para el pecado


Vivos para Dios 
Texto Romanos 6:11-14.

          Ahora voy a presentarles un estudio del pastor llamado Kendar Robles: 
 " El creyente, en el momento de su conversión, queda espiritualmente vivo ya a plenitud, pero todavía está atado con las viejas mortajas de su vieja vida de pecado.  No es despojado de inmediato como pasó con Lázaro luego de ser resucitado.  Por lo cual necesitamos despojarnos de las viejas vendas y vivir la nueva vida a la plenitud de la justicia de Cristo y para su gloria.

            ¿Por qué si hemos sido liberados del pecado por Cristo este nos sigue dando tantos problemas? Si somos santos ante Dios ¿Por qué nuestras vidas se alejan tanto de la santidad en muchas ocasiones?  Si somos justos ¿Cómo nuestras vidas pueden reflejar mejor esta justicia?  Esta respuesta es resumida con tres palabras claves: saber, considerar y presentar.

Saber.

            El saber tiene que ver con la mente.  Los creyentes debemos saber que estamos espiritualmente muertos al pecado y, al mismo tiempo, espiritualmente vivos para Cristo.  Esto no es verificable por nuestra mente finita.  Son axiomas fundamentales revelados por Dios sobre los que se basa la vida cristiana, aparte de los cuales no podemos pretender tener esperanza de vivir vidas santas que el nuevo Señor nos demanda.

            Para que un cristiano viva en la práctica la plenitud de su nueva vida en Cristo, debe saber y creer que ya no es lo que era antes.  Debe entender que a pesar de conflicto con el pecado ya no se encuentra bajo la tiranía del pecado ni volverá a estarlo, y este conflicto se da mayormente el la mente consciente del creyente.

Considerar.

            El considerar tiene que ver con el corazón.  Para el cristiano existen varias cosas difíciles:

  • Darse cuenta de que ha quedado libre del poder del pecado.
  • Ante el hecho de que la contaminación sigue presente en nuestras vidas, resulta difícil para muchos creyentes creer que ya no tenemos una naturaleza caída y que tenemos una naturaleza divina.  El pecado ha sido desplazado del centro del ser, ahora eterno, a perecer junto con el cuerpo mortal.  El pecado ha sido condenado con la carne Romanos 8:3.
  • De que el Espíritu Santo vive en nosotros y de que ahora somos hijos de Dios.

Si Satanás nos convence de que tenemos dos naturalezas en nuestro interior y que puede dominar nuestras vidas terrenales, esto debilita nuestra determinación para vivir en justicia.  El enfoque tiene que ver con la necesidad de reconocer que tenemos el poder para vivir en santidad y que realmente, el pecado que nos ataba, ya no es nuestro señor y no vencerá sin importar sus artimañas.
            Debemos entender que la redención es una transformación divina y espiritual que puede o no verse acompañada por experiencias físicas o emocionales.  La verdad de nuestra victoria sobre el pecado es de fe y debe ser afirmada por fe.  La justicia de Cristo nos envuelve por completo y nos protege de todos los ataques mortíferos del pecado.

            Nosotros estamos en el propósito, plan, presencia y poder eternos de Dios por que su Palabra nos asegura que lo estamos.  Hay resultados importantes y prácticos por el hecho de considerarnos muertos al pecado:
  1. Podemos tener confianza de que tendremos éxito en medio de la tentación y que la resistiremos por el poder de Dios.
  2. Tenemos la seguridad y confianza de que no quedaremos fuera de la gracia de Dios por pecar.
  3. Tenemos confianza al enfrentar la muerte.
  4. Dios usará todo para su gloria y nuestra bendición.

Presentar.

            Presentar o rendir tiene que ver con la voluntad.  El creyente está en capacidad de ejercer su voluntada con éxito en contra del pecado, por el poder de Dios, evitar que reine en su cuerpo mortal.  En esta vida presente, el pecado es una fuerza poderosa con la que el creyente va a tener que ajustar cuentas.  Pero ya ha dejado de ser su amo, por lo cual puede y debe resistirlo.  La única manera en la que puede dominar a un creyente es cuando este decide obedecer a la concupiscencia.
 
            La única área en la que el cristiano puede ser atacado y el pecado atrincherarse es el su cuerpo mortal.  Pero este cuerpo será un día glorificado y el pecado no tendrá más cabida en el.

2 comentarios:

  1. Este material puede que traiga algunas dudas, Así que si la tienes solo deja tus comentario o pregunta y con gusto te responderemos.

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