Hechos 1:7
Cada vez que pienso en la necesidad que tenemos las personas de conocer las cosas, especialmente el futuro, o pensar de forma en que me lleve a cuestionar las decisiones que hacemos para guiar nuestras vidas, es curioso nunca tenemos el control, siempre digo que hay un gran misterio al rededor de lo desconocido, lo desconocido puede darte felicidad, entusiasmo, de hecho, algo bello de la vida es saber que no sabes que va ocurrir mañana, pero a pesar de esto siempre tenemos esta ansiedad de saber que vamos hacer, o donde estaremos, o mas bien que haremos por el resto de nuestras vidas, y la mas importante, como y donde estaremos cuando llegue el Señor de de Señores. Pensando en tantas cosas que el Señor nos ha escondido, tantas cosas que no nos ha revelado, me hace pensar lo saludable que es no conocer razones y el tiempo de su venida de su regreso, pero también el no saber cual es nuestro futuro inmediato. El ser humano siempre esta pensando en el paso siguiente, en la comida de la noche cuando está tomando el desayuno, en la próxima actividad, siempre tenemos esta sed de saber que viene, que haré, o peor aún cuando cambiara la situación en la que nos encontramos.
Sin dudas alguna este texto trata de los tiempos finales, trata de la restauración del gobierno celestial en la tierra, de la redención y venida de nuestro Seor Jesucristo; pero podemos aplicar mucho el principio de que no nos toca saber las cosas, sino disfrutarlas; y con esto no estoy diciendo que esta en el texto a parte de disfrutarla, sino que extraigo este pensamiento desde mi punto de vista. Muchas veces cuando estamos en el mismo trabajo por mucho tiempo y no vemos que estamos
progresando, nos sentimos estancados, nos sentimos frustrado; no con las personas a nuestro al rededor sino con nosotros mismos; por causa de nuestro orgullo queremos llegar mas rápido a donde nosotros entendemos que debemos estar, queremos estigmas, grandeza y exaltación, pero no disfrutamos cada día y cada hora de la vida que el Señor nos ha dado.
Que difícil es esperar en el tiempo de Dios, que ansioso es mirar como pasa el tiempo cuando no estas logrando tus objetivos, pero más difícil es no saber cuando, allí es cuando debemos de poner todas nuestras preocupaciones en sus manos. “Venid a mi todos los que están cansados y yo los haré descansar”. El conocimiento tiene sus limites, la ciencia también
, lo vemos en el verso de 1 Cor 13:1-10
Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, pero no tengo amor, he llegado a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe. 2 Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy. 3 Y si diera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, pero no tengo amor, de nada me aprovecha. El amor nunca deja de ser; pero si hay dones de profecía, se acabarán; si hay lenguas, cesarán; si hay conocimiento, se acabará. 9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; 10 pero cuando venga lo perfecto, lo incompleto se acabará
Es bueno conocer y aprender, es bueno también enseñar, pero no sólo se queda ahí, no debemos de demandar y buscar conocimiento que no nos pertenezcan, pues una verdad, en el tiempo inadecuado se convierte en una arma que puede destruirnos. Oremos para que el Señor nos ayude a amar como El ama, disfrutar del tiempo como El lo disfruta, que nos ayude a vivir el momento, a disfrutar de las personas a nuestro al rededor, a ser paciente con lo que no sabemos y ser pro activo en el tiempo y el momento adecuado. “Saber no es conocer, conocer es Amar”
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