sábado, 27 de julio de 2013

Inocencia vs Competencia




Hace un tiempo que he estado pensando en la inocencia, y es que ella solo la vemos en los niños. Cuando vamos a las escuela nos enseñan a ser personas pensante y astuta, nos enseñan a prepararnos para la vida, nos enseñan a defendernos, a ser competentes, ser el primero en todo, eso no viene sólo de las escuelas, sino también de de nuestros padres.  Recuerdo una conversación con mi papa, yo desilusionado porque no sabía que iba hacer cuando sea mayor dijo estas palabras que siempre la recuerdo: "hey Fernandito, no importa lo que escojas como profesión, no importa si eres médico o limpias botas, sólo recuerda que debes de ser el mejor" Uff..que interesante pensamiento, esto calo en mi alma hasta lo más profundo de mi ser. Por muchos años este pensamiento domino mi mente y mi corazón, todo lo que hacía tenía una motivación; ser el primero, ser el mejor y sin darme cuenta mi corazón se estaba llenando de orgullo y aquella inocencia se fue perdiendo poco a poco. Jesús dijo que para entrar en el Reino de los Cielos hay que ser como un niño... o sea; que hay que ser inocente. No es que no tengamos pecados, es que seamos como ellos: sencillos, humilde, no astutos o sagaces, ser como un niño es ser inocente en todo los sentidos.

El crecer tiene sus ventajas pero también sus desventajas no hay mayor error que aquel que no reconocemos…y mi vida se llenó de eso. No reconocía que el ser el primero me haría el ultimo, pero tampoco ser el último para así ser el primero me haría humilde, cualquier de las dos cosas que escojamos, al final se ve el orgullo y el deseo de ser o tener un lugar en la vida, y esto lo hacemos porque nuestro sistema de vida, nuestro estándar siempre es tener prestigio. Es que aplaudimos a aquellos que son primeros, que tienen más miembros, que tienen más seguidores, en fin aquellos que tienen más, mientras más títulos tengas es mejor, mientras más iglesia o personas te sigan será mayor el prestigio, mientras más dinero mejor, mientras más ropa, zapatos, o la tecnología del momento es mejor. Entonces viene nuevamente la pregunta ¿Y dónde está la inocencia, donde queda el hacer la cosas solo para agradar a Dios? ¿Donde está el dicho de Jesús de que lo que hace tu mano derecha no lo sepa tu izquierda?; Saben estoy arto de ser el primero para que me  admiren y las personas me respeten, dianche... lo que más duele es que es real que en la iglesia es que encontramos de esto más y más, sólo que lo tildamos con un espíritu de espiritualidad e hipocresía, hacemos un plan, le ponemos un slogan y hacemos dos o tres oraciones, leemos un par de versos y ya tildamos esto de espiritualidad… y simplemente décimo que esto viene del Señor. ¿Donde está la inocencia? ¿Donde esta la sonrisa pura, la mirada de paz, las manos limpias? ¿Donde a quedado la inocencia?

 La competencia ha hecho que perdamos la inocencia, ministerios se comparan con otros ministerios, iglesia se comparan con otra iglesias, denominaciones con otras denominaciones, misiones con otras misiones, pastores con otros pastores, lideres con otros líderes y entonces me hago una pregunta ¿La rivalidad o competencia es algo que llevamos en nuestro ser? Creo qué lo qué vemos y lo que nos enseñan; eso es lo que hacemos. Hemos aprendido como las gacelas; que siguen el curso que una dejos hace miles de año sin saber, caminan y hacen el mismo recorrido sin saber que están en un círculo vicioso y  que le espera la muerte. ¿La competencia es de Dios o ha sido una estrategia magistral de Santana para mantenernos ocupados? La respuesta a esta pregunta no la tengo, pero sólo sé que esta nos lleva más y más lejos de la inocencia y la pureza. Es tan rara la inocencia que cuando  la vemos en alguien, lo vemos como alguien raro. Tampoco no sé qué decir... Si he sido víctima del mundo en que he nacido o he escogido esto o algo más cruel, que haya sido creado así. ¿Donde está la inocencia? Pero si la encuentro, ¿Cómo vivo con ella y no ser atropellado por otros? ¿Oh Señor donde estas? ¿Cuándo me cambiarás? O como dice Pablo: ¿Quien me librara de este cuerpo pecaminoso, de estos pensamientos siniestros, de este corazón tan perverso y maligno? ¿Donde está la inocencia? ¿Cómo la desarrollo en mi vida?

Creo qué haciendo lo contrario al consejo que me dio mi papa, que si quiero ser un limpia bota no viva para ser el mejor, pero tampoco el peor, sólo siendo limpia bota día a día. Si; si El quiere que sea limpia bota, pues lo seré, pero si El quiere que sea médico lo seré, sólo deseó ser lo que El quiere que sea para conocerle, pues mi llamado no es limpiar, podar y organizar todos los jardines del mundo, pero si de hacerlo con el mío. Procurare que mi jardín sea bello para mi creador, no para ser el primero sino simplemente porque bello y ordenado es que a El le agrada, y lo bueno que este jardín no está en el frente de una casa, sino adentro y solo lo puedo ver yo y el Señor y las personas que están cerca. Oh como dice Marcos Vidal: no es acaso cierto de que todo es vanidad... De qué sirve tanto placer y tanto afán de ser el primero o ser competente,  si una deuda amarga estará en nuestro final sino andamos en la verdad, ¿Por qué no amar mas a Jesús?". Es mejor ser fiel, honesto, sinceros  y puros;  en fin Inocente, para que al final, no nos arrepintamos miserablemente. 

Te animo a que pienses en tu vida ¿acaso quieres ser el primer adorador en tu iglesia? o ¿Tener el club, el área o el país mas grande ministerialmente? ¿Ser el primero en lo que haces en la universidad, trabajo, colegio o en tu casa? Si es así; arrepiéntete de ese pecado y pídele al Señor comenzar de nuevo y hacer como dice colosense 3:23 ¨Si haces algo, hazlo de corazón, para agradar a Dios y no para agradar a los hombres¨

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